Diálogo de dos extranjeros que toman café en un salón de Berkeley




Diálogo de dos extranjeros que toman café en un salón de Berkeley

-¿Es verdad, señor Einstein, que ustedes, los científicos, creen en un mundo fuera de la conciencia humana?
-Hay una realidad más allá de nosotros. Toda verdad humana sólo deriva de ella.
-Ah, no diga usted eso. Yo sólo puedo hablar de lo que he percibido.
-Señor Tagore, escúcheme: la suma de los ángulos interiores de un triángulo sería igual a dos rectos aunque no hubiese humanos.
-¿Y quién puede probar semejante supuesto?
-La razón, pues sus leyes imperan para todos. Budistas, musulmanes, pielesrojas, albinos... nadie puede evadir los axiomas del mundo.
-Sólo porque aquí hay hombres son verdad esas cosas.
-¿Afirma usted entonces que si no hubiera humanos, el Apolo de Belvedere dejaría de ser bello?
-Sí señor, eso digo.
-Pues yo pienso otra cosa. Aunque todos muriéramos, y el sueño de la especie se borrara, fuera de nuestras mentes persistiría el mundo, y el mármol, ya invisible, guardaría su belleza.
-Entonces, señor Einstein, usted es mucho más religioso que yo.